EL VIAJE DE TIMONETA
Aquel domingo de primavera
Timoneta no regresó de la playa junto a sus padres. Había encontrado una
botella semienterrada en la arena que encerraba un mensaje de socorro, unas
coordenadas algo confusas y unas instrucciones
de cómo fabricar una chalupa con las cosas habituales que puedas
encontrar en una playa cualquiera. Despistar a sus padres fue pan comido. Desde
que había nacido el repollo Timoneta se había vuelto invisible. Al atardecer
embarcó y puso rumbo a lo desconocido. Timoneta surcó los trece mares, recaló
en islas que no existían y compartió silencios con sirenas a la luz de la luna.
Jamás encontró al mensajero de la botella, y cuando le faltaron las fuerzas
para navegar, se dejó arrastrar por la corriente, anhelando encontrar la
corriente que la arrastrara hasta su playa.

Fernando Martínez - Espirales de tinta
Jooo... corriente y corriente en dos frases contiguas... Ya dije que había sido todo muy "a toda pastilla".
ResponderEliminarUn abrazo.
http://espiralesdetinta.blogspot.com.es/
No pasa nadaaaaa: Timoneta, un nombre muy acertado al igual que su ilustración. Viéndola ya se le coge cariño. Bonito microrrelato Fernando. Un abrazo. Marta
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