LLUEVE
Me encuentro
apoyada en una fría pared de cemento escribiendo estas líneas. Mi posición es recogida y húmeda. Abrazo mis
piernas con fuerza para hallar el calor
que me falta. La lluvia, que tras un largo período de tiempo no ha cesado, con abrumadora
intensidad refresca aquellas ideas que, paradójicamente, intento olvidar. Permanezco
inmóvil, pese al leve movimiento que mis músculos provocan al tiritar.
Contemplo perpleja los rayos que me alumbran, como si iluminasen el camino
oscuro que pronto emprenderé, una vez sabido que sus labios fueron sellados
para siempre.
Llueve. El crujir de las hojas
secas bajo mis pies cansados acompaña mi tristeza. Las lágrimas se confunden
con el agua que resbala por mi escrito, mi cara, mi boca, mi pecho, limpiando
mis heridas. Me siento bien. No sé cómo definir este extraño sentimiento que se
ha prendido en mi piel. Con sigilo, me alejo despacio. Luego retorno mis pasos
presa de mis propios sentimientos. Mi tristeza es infinita, mi dolor
inagotable.
Bajo la lluvia quiero atrapar el
silencio. En silencio, clamo al cielo que él vuelva de nuevo a mí, que su
esencia no me abandone. Que no me abandone.
Pintura realizada por Marín Guevara
Mercedes Daza
¿Soy yo, el efecto del vino (actual, porque el de la quedada te lo bebiste tú y los de la foto) o tu texto era muuucho más largo?
ResponderEliminarUn abrazo.