CRISIS
Las de mi padre
eran enormes y las de mi hermano parecían de juguete. A los doce descubrí
la delicadeza de las de mi primo, y a los veinte, la suavidad de las de mi
profesor de piano. Hubo más; las del frutero siempre teñidas de verde, y
las de Paco, el dueño del kiosco que además de estar eternamente
sombreadas, olían a tinta. Las de mi primer novio, hábiles en aprender mi
cuerpo y las de mi último marido, acostumbradas al tacto del dinero. Las
manos me vuelven loca, son mi pasión. Sin embargo, desde mañana sólo
coleccionaré dedos: necesitan mucho menos formol.
Paloma Hidalgo - Un libro es un jardín de bolsillo
Yo fui guardian del tesoro durante la comida. ¡Que conste!
ResponderEliminarMe ha encantado el micro y el tuneado tan original. Y en unos tiempos muy oportunos.
Un beso Paloma
Hale, qué chulo, ni lo había visto!!!
ResponderEliminarBesos dulces